Luego de la liberación de Lyan Hortúa, su tío, Sebastián Bonilla, habló sobre lo que califica como una ausencia total del Estado durante la crisis. En entrevista con La FM, aseguró que no fue una operación oficial la que devolvió al niño a casa, sino el pago de una suma exigida por sus captores.
Bonilla fue enfático al señalar al presidente Gustavo Petro: “Nunca llamó a mi hermana. Nunca hubo un gesto de empatía. Solo apareció con un mensaje en redes casi tres semanas después”. También afirmó que la familia recibió sugerencias para entablar contacto directo con las disidencias, algo que los dejó aún más desconcertados.
Estas declaraciones abren una discusión sobre el papel real del gobierno en situaciones de secuestro y la falta de respuestas efectivas.
